Hijo de la Chelo, demostró desde bien joven su afición y virtudes. Tuve la suerte de vivir momentos únicos, nada más grande para un cazador que abatir un jabalí a los perros de casa. El último el del Escalón, hace poco más de tres meses, el mismo día que un verraco se llevó por delante al Cigala. Lo levantó Óscar en la xerra de Servando y allá marchó el Milord con la Torrija, el Piñón y la Bailarina. Subieron por medio de la echada hasta ganar L‘Oxa, volcándose al Vidreru por debajo del Escalón. Sentí al Milord venir de levante, latido de sabueso, profundo, cadencioso, acompañado de la voz clara de la perra y del hipar de los podencos. El jabalí, un macho mediano me entró de ladera por debajo de la Peña a buen paso, los perros encima. Cayó y subí a la carrera a comprobar la muerte no hubiese quedado herido. Llegar al jabalí y aparecer los perros, con el Milorino en cabeza junto al podenco, como un chaval. Llegó, mordió y se marchó a buscar otra vez.
Ahí os lo dejo junto a un jabalí de Geras y el último que le abatió mi hermano en Caleao, pocos días después de lo que acabo de contarles. Toda una pena, toda una alegría haber podido compartir tantos dias fantásticos con un perro tan sobresaliente. Gracias.
Viva la caza. Long life to hunting.