¡¡¡Así encontró Diego a la Ligera!!!

“El sábado estábamos cazando en Valdeprado de Rio, Cantabria. Soltamos los perros y una cachorra comenzó a darme señal de parada. Fui a ver qué pasaba y al llegar a ella me encontré que se lo estaban comiendo los lobos, a pleno día, en medio de la batida. Ya no se puede ni ir a cazar tranquilo”, me cuenta nuestro amigo Diego.

Una vez más el descontrol del lobo vuelve a cobrarse la vida de un perro de caza durante el desarrollo de una cacería, síntoma de que han perdido en gran medida el miedo. Al lobo debe controlársele con mano dura, debería permitirse tirarle cuando salga, como a los zorros, aprovechando la oportunidad que den. Si se quiere controlar ese es el camino, es tan sencillo como parar de hacerlo cuando se complete el cupo de capturas establecido para la zona en cuestión. Está claro que el blindaje de estos años pasados ha permitido una explosión demográfica que ahora le toca pagar a la gente del campo, a los “faranduleros” no se preocupe que no les supone ni la pérdida de un céntimo, ellos predican pero que lo paguen otros.

Ánimo Diego.

Nadie pide extinción, solo un control que haga posible la convivencia entre hombre y lobo.

Viva la caza. Long life to hunting.