Que alegría amigo, gracias, gracias, gracias…
Llegar a esta cifra no es sencillo, le confieso que solo hay un secreto, mucho trabajo, continuo, sin descanso, con un objetivo claro: mostrar la caza y el mundo rural, todo lo que significa, defender y difundir y siempre desde el respeto.
Detrás momentos buenos y otros no tanto. Denuncias, miles de hackers, odiadores, trolls, topos, animalistas y ecologistas radicales que tienen en mí uno de sus objetivos más deseados. Los asumí muy rápido como imprescindibles, las verdades duelen y era evidente que si se daba en la diana ellos aparecerían. No hay mejor indicador de estar haciendo las cosas bien. Lo peor de todo la envidia que tenemos dentro, esa carcoma tan humana que no perdona el éxito del otro, abundando a todos los niveles. Me he encontrado desde ruines encopetados a botarates rasos, mezquinos a los que indigesta que alguien destaque y a los que les parece una “proeza” ir contra Michel Coya en vez de dedicarse a defender la caza. Tratar de ganar galones a costa de mí ya puede imaginar a qué nivel deja a esta chusma. Equivocar claro que me equivoco, muchas veces, lo admito, faltaría mas, pero nadie me puede culpar de ir contra los cazadores. Nuestro enemigo está enfrente y usa muy bien sus armas: políticos, administraciones, medios de comunicación, muchas veces infiltrados dentro de órganos de dirección del mundo de la caza, buscando una desunión que no haga peligrar sus intereses.
He llegado a 100.000 en Instagram sin haber comprado jamás ni un solo seguidor, algo que sí han hecho otros…
Disculpe la vanidad pero hoy gracias a usted esta página se ha convertido en uno de los grandes referentes de la caza en lengua castellana de esta red social, sin duda una gran responsabilidad. Gracias, gracias, gracias…
Viva la caza. Long life to hunting.