Mientras la política sigue enredada en “sus cosas”, muchos pueblos caminan hacia el abismo, olvidados. El voto del rural vale poco, está muy dividido, traduciéndose en que golpear al paisanaje no trae aparejados miedos electorales para los partidos. De vez en cuando aparecen como salvadores de la despoblación rural pero en realidad tras ello sólo hay vacío, cortinas de humo para pedir votos cuando lleguen las elecciones y nada más.
Buen ejemplo de ello es la dramática situación de los ganaderos de la montaña. Suman a los precios ridículos del mercado, estar acorralados por leyes que ante un positivo de saneamiento obligan al vaciado total. Mientras esto sucede no se puede controlar al principal vector de transmisión, el tejón, por ser especie protegida. Para completar el panorama se protege al lobo para contentar a los grupos proteccionistas radicales, dañando los rebaños día tras día…palos y más palos.
Esto es lo que le está ocurriendo a un ganadero de Lario, un infierno que nadie parece querer frenar. Vendrán luego a pedir el voto con la excusa de frenar la despoblación, el éxodo rural, el envejecimiento de la población, el abandono de las actividades tradicionales, la muerte de los pueblos…y bla, bla, bla. Si nadie lo remedía a este pobre hombre le van a sacrificar 140 vacas, con seguridad la inmensa mayoría de ellas sanas…pero la ley es así, impone vaciado total de la explotación.
No verá a los animalistas gritar y llorar, esto no les importa, es todo tan injusto que si en vez de vacas fueran 140 gatos ardía España. Maldita hipocresía.
El mundo rural debe despertar, o lo hace o desaparecerá.
Viva la caza. Viva el mundo rural.
