No importan las miles de industrias, no importan los coches y aviones, solo tiene la culpa los pedos de las vacas.
Indecentes, mentirosos, la secta ecoanimalista está infiltrada en el gobierno. Este ataque no se puede olvidar, está en juego el pan de miles de familias que parecen no importarles nada. Llegarán las urnas y habrá que pagarles como se merecen.
Viva la caza. Viva el mundo rural.