Arde la Sierra de Huelva, arde la Garganta de los Infiernos en el Norte de Cáceres. Me llegan imágenes que me envian cazadores, preocupados ante las llamas que engullen el monte... con el corazón en un puño. Los montes son teas, auténticos polvorines al alcance de cualquier desaprensivo. Las formas de vida tradicionales han desaparecido, precisamente aquellas que limpiaban el monte. Se les persiguió sin entender que quitar cuatro matas era un beneficio, ahora es tarde. Las políticas ultraproteccionistas han conseguido lo contrario que pretendían. Era esperable, una vez mas se ha legislado dando la espalda a las gentes de campo, dictando normas y leyes desde la ciudad por quienes ni saben ni conocen. Seguro que ahora no aparecerán los ecoanimalistas, corrientes de donde parte este caos natural que echo del mundo rural a aquellos que lo habían cuidado y gestionado con maestría. Esperemos que se consigan controlar sin daños personales. Todo el ánimo a todos esos cazadores y gentes del rural de las zonas afectadas. Gracias a todos los que están participando en la extinción, retenes, bomberos, voluntarios. Maldito fuego.
Viva la caza. Long life to hunting.