Reposada ya la gala y entrega en Andujar, no me queda mas que dar las gracias, una vez mas, a quienes decidieron que yo debía ser el premiado. La dedicatoria, junto a los míos, a todos aquellos que de algún modo defienden caza y mundo rural. Nunca traté de ser la voz de nadie, nunca de erigirme como líder de nada, simplemente lucho porque siento que estoy obligado a ello. Nací en una familia humilde, de ganaderos y cazadores, marcando la naturalidad el trato con el medio. La vida artificial que quieren imponernos es todo un insulto para aquellos que me dieron la vida, para las personas con las que crecí, para todos aquellos que han hecho de mi quien soy, gentes de bien, respetuosas y equilibradas. Nos quieren obligar a que veamos como positivos comportamientos alejados de la normalidad, confundiendo la identidad de personas y animales como si eso fuese natural...y no lo es. Soy incapaz de mirar para otro lado, hacerlo significaría algo así como dejar que escupieran sobre la memoria de los que se fueron, sobre todos aquellos que luchan día a día por mantener las formas de vida tradicionales. Soy cazador desde que nací, del mismo modo que lo fueron mis antepasados. Ser cazador es ser humano, lo somos desde que el hombre es hombre. Amo a la naturaleza y a sus criaturas, amo la vida en los pueblos. Se ha perdido el respeto porque la lejanía del urbano permite al radical manipular al ignorante. Simplemente esa es mi lucha, devolver la naturalidad a lo que realmente lo es. Quieran o no el hombre forma parte del medio. Es todo un orgullo haber sido galardonado con este premio. Gracias.
Viva la caza. Viva el mundo rural.
