“Nos disponíamos a partir hacia los puestos en Navalcan, Toledo, cuando unos compañeros nos avisaron de que habían pinchado las ruedas en el camino asfaltado. Los anticaza del pueblo se habían dedicado la noche anterior a poner tacos con el taladro en el asfalto, y en ellos atornillados estos tornillos”, nos cuenta Angel Sánchez Sánchez.
Una vez mas animalismo y delincuencia se funde en un “todo” habitual, una mezcla de vandalismo y cobardía con la única pretensión de dañar a quienes desarrollan una actividad legal y reglada. A esta “banda” la ley debe curarles la tara, deben pagar por ello como cualquier otro delincuente. Exijamos que fuerzas de seguridad y ley persigan a estas sectas, protegiendo a la gente de bien. No caiga en el error de aplicarles justicia usted mismo, el escarmiento debe dárselo la justicia, sería terrible que acabáramos pagándolos como si fuesen buenos. Tolerancia cero con los animalistas y ecologistas radicales, no hay peor lacra para el mundo rural.
Viva la caza. Long life to hunting.