Hoy nuestro amigo Alberto García Mejido monteaba en Proaza. Su perro, el Zancas, un sabueso de cuatro años, comenzó a aparecer parado en el GPS. A partir de ahí a la carrera hasta llegar a una riega estrecha y profunda donde empezó a ver que el perro se movía hacia arriba, muy rápido cuando llegó cerca. Fue entonces cuando comenzó a ver la sangre, luego despojos, hasta que finalmente encontró la cabeza con el collar GPS, lo que los lobos se llevaban en la boca y por eso corría tanto. Una vez más el descontrol del lobo se cobra la vida de un perro de caza, la mentira de la extinción la paga un cazador. No hay nadie en el campo que no clame por el control del depredador, es un azote para medios de vida tradicionales , una fuente continua de sufrimiento y desazón para todos aquellos que tratan de ganarse el pan en zonas loberas. Al otro lado caraduras y chiflados, ignorantes y vividores, más preocupados por el lobo que por las personas, bien por sus propios intereses, bien por no saber ni sufrir. Hoy Alberto ha perdido a su perro y esto no saldrá en TV ni en la radio, no saldrá en los periódicos, eso está reservado a los galguitos de los anticaza. La realidad de las masacres del lobo se tapan, no vaya a ser que se les acabe el chiringuito…chusma de vividores, medios y políticos que los amparan.
Ánimo Alberto.
Nadie pide extinción, solo un control que haga posible la convivencia entre hombre y lobo.
Viva la caza. Long life to hunting.