Gobernar contra nosotros ya ha tenido las primeras consecuencias. Tratar de ocultar las mareas naranjas que han teñido el país no podía salir gratis. Por mucho que se oculte el desencanto de la caza y del rural, al final todos metemos la papeleta en la urna…y además con más rabia si cabe.
Hemos sufrido como los anticaza han gobernando, impulsando leyes que nos han puesto al borde del abismo. Las minorías no pueden obligar a la mayoría, y es evidente que las corrientes ultraproteccionistas son muchísimos menos que nosotros, las imágenes de las manifestaciones están ahí. Por mucho que tengan bula para copar los medios de comunicación la realidad es que el sentir del campo cuando se junta es imparable. No obstante sería pretencioso pensar que el vuelco electoral es solo debido al hartazgo del rural, pero de la misma manera sería injusto no reconocer nuestro papel en ello. El campo ni perdona ni olvida, las traiciones se acaban pagando en las urnas. Esto no es un tema de pensamientos, de ideologías, de derechas o izquierdas, es simplemente supervivencia. El actual gobierno ha ido contra nosotros y unánimemente les hemos dicho NO. Si no nos quieren a nosotros tampoco a nuestros votos.
Viva la caza. Viva el mundo rural.
