“...ayer otro a menos de un kilómetro, esta mordida...están acabando con todo”, nos dice Ramiro Linares Fernandez, que añade: “el tema está feo. Que sigan protegiendo al lobo que el ganado y la caza se va a la mierda”.
Este grito ahogado, lleno de desesperación, nos lo envía desde la Sierra de la Bobia, Boal, harto de sufrir los continuos ataques del cánido. Se está acabando con el mundo rural olvidando a quien se debe proteger, a quien de verdad se extingue: el paisanaje. Los pueblos se mueren porque políticas como estas es legislar contra ellos. Ver como un mero espectador este problema permite ser engañado con facilidad, sin ponerse en la piel de quienes ven como le arrebatan su modo de vida ¿Que haría usted si le quitasen la mitad de su sueldo mensual para pagar los daños del lobo? ¿Que harían los prolobos si la mitad de su nómina se les quitase para lo mismo? Vamos, está más claro que el agua, no quedaba ni simiente. Estoy por ver el día en el que un proteccionista se brinda a pagar voluntariamente un solo daño de su bolsillo...a coño, que se me olvidaba, ellos y los políticos solo reciben, nunca dan.Deben matarse lobos sin complejos, como los raposos, aprovechando la oportunidad que nos den, no se preocupe que con armas de fuego no se extinguen, su población seguiría creciendo. Nadie pide extinción, solo un control que haga posible la convivencia entre hombre y lobo. Tolerancia cero con los ecoanimalistas, no hay peor lacra para el mundo rural.
Viva la caza. Viva el mundo rural.
