Hay que ser malas personas, ignorantes e imbéciles. El animalismo es un vivero de delincuentes, de sectarios que roban, amenazan y como en este caso actúan contra la legalidad. El otro día estuve en el Caza y Pesca con el cura cetrero y su cernícalo americano Salvi. Me contaba que el nombre se lo había puesto por un niño de catequesis. Pepe es un enamorado de la cetrería, un amante de las aves, un cazador respetable que mima a sus aves de presa. Todo legal, pero eso no importa para un animalista, esa chusma de descerebrados a la que su ignorancia sectaria lleva a delinquir. Primero le denunciaron pero como era legal ni caso, así que ¿Sabe lo que han hecho? pues le han cortado las pihuelas y lo han soltado. A estas horas el Salvi seguramente ya habrá muerto, en cualquier caso es una especie exótica. Seguro que Pepe como buen cristiano les perdona y pone la otra mejilla, pero yo, perdóneme padre, solo sueño con la vara y la mano dura, a esos imbeciles ni agua. Ojalá se descubra el culpable y pague por ello, unos miles de euros de multa le venían como Dios...