El cánido no para de matar, esta vez en pleno casco urbano de un pueblo de la montaña palentina. Se mire por donde se mire, el descontrol del depredador en las provincias loberas y su cercanía al hombre, es inadmisible. Semejante “locura” debería ser suficiente para que se volviese al modelo de gestión anterior, aunque está claro que el gobierno actual está muy contento así. Al PSOE y PODEMOS esta situación que amenaza a la gente de los pueblos les importa poco, de hecho han sido ellos quienes han protegido al lobo por ley, precipitandola. Verá como ahora tratarán de quitarse las culpas y volverán a pedir el voto a los ganaderos como si nada. El lobo ni se extingue ni peligra, lo que si se extingue y peligra es el paisanaje rural que ahora además de vivir olvidado debe sufrir la amenaza del lobo a la puerta de sus casas. Saltará con seguridad algún “mamarracho” a decir que los lobos no atacan…claro claro, viviendo donde no los hay seguro que no. Recuérdelo, pronto votaremos, será hora de pagarles…
Nadie pide extinción, solo un control que haga posible la convivencia entre hombre y lobo. Nunca el control del lobo fue tan necesario.
Viva la caza. Long life to hunting.
