En Junio del 2019 la Fundación Sectorial Armera FSA pone a la luz los resultados de un ambicioso estudio, único hasta el momento, realizado por las universidades de Murcia y Valencia. Ante los ataques de la corriente anticaza sobre el uso del plomo en la caza, la FSA toma muestras y analiza mas de quinientas piezas de caza menor para elaborar un estudio titulado “Incidencia de la munición de plomo en las aves cinegéticas no acuáticas”. El resultado es lapidario, aplastante, la incidencia del plomo en las fauna cinegética es prácticamente nula, teniendo además en cuenta la obligatoriedad de usar perdigones de acero en los humedales. Es de vital importancia el resultado de este estudio para nuestro sector, sirviendo para contestar con datos a aquellos que pretendían demonizar a la caza como generadora de contaminantes a base de plomo en las zonas secas. La prohibición de plomo para la caza en dichos ecosistemas, y en base al resultado de tan ambicioso estudio, no tiene razón de ser quedando demostrado su nula incidencia en la fauna.
Recientemente se abre en Segovia una nueva cartuchera que viene a dar un paso mas en el uso de componentes no contaminantes en la munición. A base de maíz la firma Bioammo crea un ecopolimero con el que fabrica vainas y tacos que vienen a sustituir al plástico de la munición semimetálica. El tiempo que tarda en biodegradarse este nuevo material es, según la humedad del terreno y el número de bacterias, entre seis y dieciocho meses, habiéndose realizado las pruebas en lugares tan extremos como Asturias y Almeria, con la ventaja añadida de enriquecer el suelo. A la pregunta de que ocurre con el latón del culote la respuesta es sencilla, desaparece en un tiempo similar o menor, generando oxido de hierro, un residuo que existe en el terreno de forma natural. No debemos además olvidar que las vainas por ley deben recogerse, aunque por supuesto los tacos no. Finalmente frente al cartón este nuevo biopolímero no se hincha con la humedad, permitiendo un almacenamiento similar al plástico, careciendo del baño exterior de silicona contaminante que llevan las antiguas vainas de cartón.
La preocupación de la munición metálica por la ecología se centra fundamentalmente en los proyectiles, eliminando el plomo con dos variantes fundamentales. Por un lado aparecen los monometálicos en cobre, tanto macizos para grandes africanos, como fragmentables y expansivos. Estos últimos, los mas usados, siguen el esquema que abrieron las X de Barnes, generando puntas mas largas de lo habitual con los núcleos de plomo, algo lógico al ser su densidad menor. Entre sus ventajas sus buenos coeficientes balísticos que las hacen, si el perfil acompaña, muy buenas voladoras, expansiones con prácticamente el 100% de retención del peso, priorizando siempre penetración sobre expansión, con muy poco destrozo de carne. Entre su principal inconveniente la mayor tendencia a los rebotes, no debiendo utilizarse en modalidades colectivas como batidas y monterías, siendo sin duda en cambio una gran elección para recechar.
El segundo tipo de proyectiles libres de plomo son los que lo sustituyen en general por estaño. Como en los anteriores la densidad es menor generando también puntas mas largas para conseguir el mismo peso. Del mismo modo con el perfil adecuado redunda en mejoras de coeficiente balístico con ventajas en la rasante del vuelo. No ocurre lo mismo en su terminal, perdiendo la capacidad de deformación del plomo, vital en la transferencia de energía, volviéndose por lo general mas fragmentables. No matan exactamente igual que los núcleos de plomo pero suplen la deformación con velocidad, siendo sin duda la elección que debemos hacer para batidas y monterías allá donde esté prohibido el uso del plomo en caza mayor.
El mundo de la caza se actualiza, dando respuesta a una caza vez mayor preocupación por la ecología. Frente a aquellos que tratan de demonizarnos la respuesta debe ser esta, comportamientos y equipos que demuestren que nadie está tan comprometido con el medio natural y su conservación como los cazadores.
