Para un urbanita que apoya la prohibición de la caza en los Parques Nacionales, la norma no supone nada, él va a seguir teniendo cubiertas todas sus necesidades y servicios. Así cualquiera es proteccionista, mientras no le toquen su comodidad, que prohiban todo lo que quieran...pobres animalitos.
El problema es que se está imponiendo sobre lo que no es suyo, robando una de las pocas riquezas que tienen quienes viven en esos territorios, con un agravante: se va a seguir cazando. La hipocresía es tan grande que ahora en vez de recibir ganancias por la caza, vamos a tener que pagar para que otros lo hagan. No serán cazadores quienes regulen las poblaciones, no se seguirán planes técnicos, no se generará riqueza. Agentes de uniforme a los que pagaremos dietas, matarán “a granel” todo lo que se mueva para intentar hacer el trabajo que nosotros hacíamos. Hay que estar “idiotizados” y ser extremistas para no darse cuenta que han cambiado gestión por masacre, sumiendo en la pobreza a las personas que viven allí. Los animales se van a matar sí o sí, con la diferencia de que quien apriete el gatillo no será un cazador que paga por disparar a una pieza concreta, sino un guarda que cobra por matar indiscriminadamente.
Se ha robado a esos pueblos una de las pocas riquezas que poseen con la excusa de la conservación, cuando en realidad esos entornos son precisamente lo que son por haber sido siempre cazaderos cuidados y gestionados.
Mal futuro le espera al mundo rural mientras sobre el mande y gestione quien ni vive allí, ni conoce, ni sabe. Quieren que los pueblos sean parques temáticos para quienes van de excursión el domingo...y cuanto mas empobrecidos mejor que mejor, mayor contraste para el visitante. Como si se mueren de hambre...
Viva la caza. Viva el mundo rural.
