Desde los Ancares leoneses nos llegan estas imágenes. Parece que el urogallo se resiste a extinguirse. Esta vez ha sido una gallina la que han podido fotografiar, curiosamente sobre un tejado. He preguntado si será un ejemplar soltado y no han podido concretármelo, pero por lo visto se comportó de forma huidiza. Sea como sea ojalá algún día podamos hablar del urogallo con esperanza, la situación actual en la mayoría de los sitios donde fue abundante en otro tiempo ahora es cuando menos dramático. Su recuperación pasa inexcusablemente por un férreo control de predadores, algo incompatible con unas leyes absurdas donde no existe margen para priorizar.
Viva la caza. Long life to hunting.
