Las redes sociales son un escondite perfecto para que medren los ruines, cobardes y mezquinos que se aprovechan del anonimato para soltar sus vomitos. Entre esta chusma destacan los “trolls”, ese palabro usado para describir a esos personajes que se dedican a reventar chats. Son fáciles de detectar, utilizan perfiles falsos, suelen carecer de publicaciones, tener pocos amigos…simplemente cuentas tapaderas. Entre ellos los de naturaleza política saltan al recate de sus siglas en cuanto detectan peligro. Son especialistas pagados por los partidos para impedir posibles uniones que les resten votos. En caza se suman a ellos otros dos tipos más, los ecoanimalistas disfrazados de cazadores y los mas tristes de todos, los envidiosos. La semana pasada me escribía disgustado mi amigo Santiago Fernandez Jove, un cazador asturiano que cuenta en su palmarés con grandes trofeos, destacando entre todos el corzo record de Asturias que abatió en Villaviciosa.