Ayer mismo un gran jabalí atacó dos gallineros familiares en Sear, parroquia de Dorron y Bordons, Sanxenxo, Pontevedra. Me cuentan que primero perforó las alambradas y ya dentro no se fue a por los huevos, no, se comió literalmente a las gallinas. Entre ponedoras y quicas, me dicen que se zampó media docena. Me cuentan que consiguieron ver que se trataba de un animal de grandes dimensiones pero no llegaron a fotografiarlo. Según el afectado, Eugenio Bermudez, es enorme, a la altura del capó de un Peugeot 205. Está claro, se ha picado al pollo y con seguridad volverá. No es la primera vez que un guarro se dedica a las gallinas o los corderos, aun no siendo lo habitual es bien conocido su gusto por la carne. La caza nunca fue tan necesaria. Viva la caza. Long life to hunting.



