Una cuadrilla cazaba en el Caurel cuando uno de sus perros se metió en una zona mala tras un jabalí quedando bloqueado sin poder salir.
El dueño tras comprobar donde estaba y ante la imposibilidad de rescatarlo ellos mismos, llamó al GES. Con ayuda de los cazadores finalmente un agente consigue sacarlo del atolladero, saliendo entonces el perro andando. Alegría entonces y gratitud al miembro del GES y a los cazadores que han participado. Fin de la historia...
Esta es la realidad, distinta de la que puede leerse en el diario, donde sutilmente quien escribe acaba sembrando dudas. No es casualidad, se repite a la menor oportunidad. Un redactor debe ser aseptico, debe contrastar y conocer, dando una información lo mas cercana posible de la realidad, sin opinar, para eso están otro tipo de artículos.
Esta vez lo ocurrido ha sido en una zona conocida por mi, a un cazador con el que he compartido jornadas, a un perro que acaricié de cachorro. Llamar a una cuadrilla de caza “pandilla”, es tratar con desprecio a un grupo que está realizando una actividad reglada y legal. Hablar de perros comprados es, ademas de falso, poner en duda que si fuese un perro de poca categoría no se tomaría las molestias de rescatarlo. No indicar que quienes aparecen en la fotografía son dos cazadores que se jugaron literalmente la vida, es ocultar que si llamaron al GES fue simplemente porque era un rescate donde era necesaria la intervención de profesionales, habiendo ellos hecho ya todo lo que pudieron.
Desgraciadamente esto es habitual, en vez de ensalzar la labor social que realiza la caza, la dedicación, mimo y amor por nuestros perros, se obvia siempre, dejando cuando menos abierto el camino a una visión negativa de nuestra actividad.
Los tentáculos del ecoanimalismo siguen dañando nuestra imagen en los medios generalistas, mentiras y mas mentiras para manipular a la ciudadanía...mucha pasta debe haber en juego.
Enhorabuena a esa cuadrilla por ese final feliz, gracias al GES.
Viva la caza. Long life to hunting.