No empecemos por favor, la definición de ecologismo y en lo que se ha convertido la palabra nada tienen que ver. Claro que por definición los cazadores somos los mejores ecologistas pero ahora mismo un ecologista es simplemente un radical extremista anti todo lo que huela a mundo rural y tradición, formando parte del paquete que aglutina a todos esos “istas” que tanto daño están haciendo a la sociedad. El ecologismo se ha convertido en la principal traba para quien vive en el campo. Para el ecologismo actual proteger es prohibir, mostrando una radicalidad tan ciega que no mide las consecuencias de las medidas que toman en cuanto a como afectan a quienes viven allí, agravado por el hecho de estar instalados en el gobierno actual. Repase un instante algunas medidas y dígame si no es una locura derruir las centrales térmicas cuando la energía está más cara que nunca, proteger al lobo contra las comunidades que lo tienen y sufren, o la ley animalista sustentada en un código penal que puede acarrear penas de cárcel por matar una rata. Ahora esta banda da un paso más y ante una sequía que asusta deciden derruir presas. No ve lo que le digo, no se miden las consecuencias, no importa arruinar a todo un pueblo, instalados en el gobierno se le ha dado alas a una minoría de chiflados encabezados por la Vicepresidenta Teresa Ribera, una extremista que solo atiende a los suyos haciendo oídos sordos al clamor de la calle por mucha marea naranja que se manifieste ¿Se puede ser más tantos que derribar presas cuando la sequía amenaza? Madre mía qué falta tenemos de quitarnos a esta lacra…
Viva la caza. Long life to hunting.
