Otra vez el mismo cuento: que si los pueblos importan, que si la España Vaciada…bla, bla, bla. Intentan ahora rascar votos después de haber continuado cuatro años más ciegos y sordos frente a las quejas de los olvidados. El politiqueo aprovecha al campo casi únicamente como un arma frente a sus rivales, sin ocuparse jamás de las gentes que viven allí, de sus problemas. Buen ejemplo son los incendios recientes ¿No se ha dado cuenta de que en Asturias la culpa es de los que prenden? ¿No recuerda que en Castilla y León la culpa del fuego era del gobierno de la comunidad? Ya sabe, todo depende de los intereses políticos, de la manipulación mediática que pueda hacer el mayor daño posible al rival, sin asumir en ningún caso que tanto unos como otros tiene totalmente abandonado al monte y sino pregúntenselo a los bomberos de ambas comunidades.
Me canso de repetir que el fuego se apaga en invierno, que al lobo hay que controlarlo, que los pueblos deben tener médico, escuela, bar y telefonía movil. Pero no se preocupe, es tiempo de promesas, verá como a partir de ahora en estos dos meses todo va a cambiar y por las bocas de aspirantes a presidentes de comunidad, alcaldes y concejales saldrá que habrá quemas controladas y desbroces en invierno, que volveremos a abatir lobos para controlar su población, médicos de urgencias a poca distancia y porqué no, que Pendones por fin tendrá cobertura de telefonía movil…por las narices.
La caza sigue en el punto de mira. La reciente ley animalista y la reforma del código penal son una guillotina cargada por mucho que se haya intentando maquillar. Si más de medio millón de cazadores en Madrid no conseguimos tumbar la ley, es evidencia suficiente de lo poco que importamos al gobierno actual. Ahora no sirve lo de “todos son iguales”, eso simplemente esconde que los suyos le han fallado. Las traiciones al mundo rural deben pagarse en las urnas, así que ni olvide ni perdone, si no nos quieren a nosotros tampoco a nuestros votos: FUERA
Viva la caza. Viva el mundo rural.
