Lo que le ha ocurrido a Jairo Suarez es un buen ejemplo del nivel de odio y violencia de los anticaza. Me cuentan que estaba perreando en los terrenos de la Sociedad de Cazadores El Portal de Villaviciosa, Asturias, intentando espantar los jabalíes para evitar los daños que producen en los cultivos y el peligro que representan en las carreteras.
Un vecino de Peón, uno de los pueblos del Concejo, se encontró en un camino con monteros y canes, y sin mediar palabra se “lió a palos” con uno de los perros primero, con un cachorro después, agrediendo incluso al propio cazador mientras intentaba salvar a los animales.
Esgrimía el agresor que le molestaban los ladridos de los perros, teniendo que ser ingresados en una clínica veterinaria para intentar salvarlos del apaleamiento. Por supuesto lis hechos han sido denunciados y esperemos que la justicia caiga con todo su peso, todo lo que se habla de “maltrato animal” tiene en este suceso motivos suficientes para aplicarse con firmeza. Por mucho que se esfuercen en mentir lo cierto es que nadie quiere y cuida tanto a sus perros como los cazadores, llegando como en este caso a poner en riesgo su vida para protegerlos. Por suerte Jairo tuvo la frialdad de no responder, a pesar de recibir palos y puñetazos. Aunque tuviese motivos sobrados para hacerlo con seguridad lo primero sería quitarle el permiso de armas, ante la mínima es una vergüenza que se permita que se nos presuponga como delincuentes.
Todo nuestro apoyo y ánimo a ese montero, esperando una pronta recuperación de los perros, uniéndonos a la exigencia de una condena ejemplar al anticaza, ante la ley todos debemos ser iguales, situaciones similares pueden acabar en una tragedia.
Viva la caza. Long life to hunting.
