ESTELLER CAMPAÑA 2024

¡¡¡Un macho montés con palanquero!!!

Desde los 12 años soñaba con algo así, y es que mi romance con el Winchester 94 Big Bore del .375 Winchester fue amor a primera vista, tanto que su publicidad en la Guns&Ammo forraba mi carpeta del instituto. 


Reunía el Big Bore la esencia del Lejano Oeste, romanticismo al fin y al cabo, de imágenes de caballos, de territorios del norte, osos, ciervos, nieve y montañas. Sumaba un ligero remozado al habitual 94 a modo de engrosamiento de la carcasa para una mejor gestión de las mayores presiones. Aceros pavonados a espejo en negro azulado brillante, maderas de nogal americano, picados profundos…en definitiva imposible hacerlo más bonito. 


El cartucho es toda una lección de balística que al final, como otros muchos, se va al olvido. Potente pero no tanto como para resultar desagradable o impedir un manejo ágil. De diámetro y pesos “serios”, con buen poder de parada y una trayectoria suficiente para disparos a la distancia prevista para un arma así. Y todo ello recogido en una estética espectacular, una vaina recta heredera del gran .38-55 Winchester que no se aparta ni un ápice de la sensación de añoranza que nos despierta el Big Bore.


En mi caso consigo con el rifle algo menos de cuatro cajas de Winchester Power Point de 250 grains, la mas pesada de las cargas originales. Su velocidad en boca, sobre el papel, es de poco más de 570 m/seg, con una trayectoria como es previsible muy curva.
Desde el mismo instante que me envía todo el equipo mi amigo Manolo Martinez Casal comienzo la búsqueda del reto. Encontrar algo a la altura no es tan sencillo, así que transcurren dos años hasta que le planteo el rececho a JJ Gomez Caza ¿Que te parece ir al macho montés con un rifle de palanca? a lo que me responde sin titubeos: “yo creo que se puede hacer”.


Comienzo entonces con la optimización del equipo, añadiendo anillas portafusil y correa, montando después tras quitar el alza una base Picantiny sobre la cola de milano. Instalo entonces con la ayuda de Vidal un Aimpoint Micro H1, un visor de punto rojo sin aumentos que facilita apuntar con precisión más allá de lo que podría conseguir con los órganos de puntería convencionales.
Sobre las sacas regulo primero a 50 metros para acabar de afinarlo a 100 metros, quedando los impactos unos 5 cm altos. Me sorprende en todo momento la precisión mostrada, buen comienzo para la aventura que se avecina. Se que puesto así hasta unos 120/130 metros me bastará con apuntar un poco alto, sin salirme de la pieza, estando en poco más la distancia máxima a la que podré tirar con garantías.


Cazar con José y Santos de JJGOMEZ CAZA es ante todo divertido, haciendo de la dificultad un aliciente, precisamente lo que me mueve a mí. Rebajar el tono técnico nos obliga a cazar más, algo que desgraciadamente cada vez se siente menos. La sensación de estas aventuras siempre es la misma, se acerca el momento de la verdad y es como si estuviésemos desnudos, afrontando tal inmensidad con armas tan limitadas. Y eso es lo que siento precisamente cuando comenzamos a trepar por aquella sierra de roca vertical, de escarpes y pinos. 
 

Se echaba la tarde cuando JJ lo vio “Ahí está, ahí está”. Allá arriba cortejando a sus cabras, el macho negro estiraba el cuello buscando el olor del celó. Sin tiempo que perder, contra la noche, planteamos la batalla: subir en vertical por la ladera para asomarnos frente al rebaño, a su altura. 


Alimenté la recámara del Big Bore bajando el martillo a la posición de seguro, para terciármelo a continuación en bandolera…siempre las manos libres. Con el aire en la cara arrancamos tapados por las cornisas. El frío se transformó en sudor y un “yo creo que lo vamos a conseguir” era repetido por Jose cada vez que parábamos para coger aire, seguro de estar haciéndolo todo bien. Los últimos metros fueron a gatas hasta colocar la mochila asomando a la canal. Bajé la intensidad de la luz y monté el martillo colocando el punto rojo sobre la cruz de la pieza. Sobre la roca, impresionante, soberbio, el macho ya nos miraba. Solté el aire y comencé a presionar el disparador, 160 metros me separaban del sueño de la infancia…


Pronto podrá ver toda esta aventura en “A punto con Michel Coya”, Caza y Pesca TV.


Gracias JJGOMEZCAZA por hacer realidad los sueños.



 Viva la caza. Long life to hunting.

Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia web. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Más información