ESTELLER CAMPAÑA 23

Un rebeco con el .30-30 Winchester



El reto me rondaba desde hace tiempo, nunca había cazado con un cartucho tan conocido y reputado como el .30-30 Winchester. Piense que su historia comienza allá por 1895 formando junto a Winchester 94 uno de los equipos con el que se ha cobrado más caza mayor. Una llamada y la opción de una rebeca de las denominadas OC, no trofeo, pone en marcha la maquinaria. 



Decidido a ponerlo a prueba recordé el conmemorativo Comanche Carbine que fue propiedad de un viejo cazador Casín, de Caleao, el desaparecido Manolo Prado, ahora de su sobrino/nieto Javier Alonso. Javi comenzó cazando con él jabalí, guardando un grato recuerdo de exitosos lances. Puesto al habla con ellos, es lo que tienen los amigos, al día siguiente estaba sacándolo de la funda.


El reto me obligaba a tratar de montarlo de forma que me permitiese apuntar con precisión pero sin que supusiese una ventaja relevante. Como ya hice con el macho montés de Big Bore .375 Win, el Aimpoint Micro H1 de 2 MOA fue a parar a la base tipo Weaver que tenia atornillada sobre el arco delantero de la acción. Sabía que con un encare muy natural, un peso mínimo que no me desequilibraría el conjunto, me permitía apuntar con mayor precisión a pesar de no contar con aumentos. 


Y vuelven a escena los amigos. En pleno verano el campo de tiro cerrado y yo obligado a regular el equipo ante la inminencia de la cacería. Al habla con Aitor Collia acabó el día de la Virgen de agosto tirando bien temprano en el club de tiro de Cangas de Onis. Primero a 25, luego 50 y finalmente a 100 metros. Los tiros a esta distancia última a unos 5 cm por encima del centro de la diana. Puesto así se que haré el cero a unos 150 metros, con una caída a 200 metros de aproximadamente de 12,7 cm, 22 cm a 225 y  subiendo ya a los 250 metros a los 35 cm.
Dicho esto que siempre acabo interiorizando por si las circunstancias me obligan a tener que tirar más lejos de lo esperado, concluyó con la idea de “al sitio” hasta los 170 metros, “al ras” sin salirme a los 200 metros, de ahí en adelante a apuntar por encima, con poco más de una cuarta hasta los 230 metros sería suficiente.
El problema en este caso no es el cartucho ni el rifle, es la óptica. Frente a aquellos que puedan pensar que los puntos rojos de calidad no sirven para tirar lejos, la realidad. Sirven siempre que veamos con claridad la pieza, lo que tapa un modo iluminado de 2 MOA es muy poco en el cuerpo de una pieza incluso a 200/300 metros, apenas círculos de 10/15 cm de diámetro. El problema es calcular a ojo cuanto levantar y ser capaz de apuntar con precisión eso por encima. Con óptica con aumentos si se está habituado a hacerlo es “coser y cantar” pero sin aumentos subir 15 cm por encima de un rebeco a 230 metros se vuelve muy complicado. Piense que ese círculo que tapará el propio punto ya son más de 10 cm.


La munición elegida es la Winchester Hollow Point de 150 grains, una receta clásica, liviana, con una velocidad en boca de 728 m/seg y un coeficiente balístico de .218, recuerde la obligación de puntas chatas que no golpeen en el pistón del cartucho alojado delante en el cargador tubular para evitar un accidente. Efectivamente también podría haberme ido a la excepción, a las Flex Tip de Hornady, ese nariz puntiaguda deformable que permite buenos CB sin poner en peligro nuestra integridad, pero la decisión era un aliñado clásico. La ventaja de las HP es una expansión violenta, perfecta para una pieza de poco volumen como son nuestros rebecos.


La RRC de Ibias, en el occidente asturiano cuenta con el cuartel de Ancares, precisamente el que me corresponde. El pico Miravalles con 1969  metros hace de frontera entre Asturias, Lugo y León, dejando en la parte asturiana un circo absolutamente sobrecogedor de montañas suaves, valles profundos, amplias vegas y laderas salpicadas de cortados  que se tiñen de brezal. 


Nada mas llegar rebecos y mas rebecos. Sobre el pico mas alto una buena torada de machos monteses de gran porte sestean…que riqueza aun sin explotar en el Principado. Luego los intentos de acercamiento. La obligada distancia nos hace renunciar al disparo varias veces hasta que un buen grupo nos quedan tapados a permitiendo el rececho. Dos rodeos, la asomada  y ahí están. En espacios tan abiertos las decisiones deben ser rápidas, pero aun así somos vistos y cuando me decido la elegida ya está a 230 metros, lejos, muy lejos para el viejo .30 WCF. El mundo no es de los cobardes, recuerdo las tablas balísticas y mecánicamente antes de apoyar el rifle ya se cuanto voy a levantar. De pie, con un viento que me lleva, apoyo al 94 sobre el 4Stable Stik y por fin el punto rojo acaricia el rojizo pelo de la rebeca…un lance que también usted podrá ver en el próximo capítulo de A punto con Michel Coya, en el Canal Caza y Pesca TV…



Una parte del equipo imprescindible, determinante, es la óptica utilizada para la búsqueda y medición. De nuevo vuelvo a confiar en mis Swarovski EL Range 10x42. Nítidos, cómodos y precisos, fueron capaces una vez más de entregarme la distancia rápido y con precisión.


Un lance inolvidable como el de ayer solo puede rematarse con el obligado respeto por la pieza abatida. En el monte le saqué las patas, los lomos y el hígado, las paletas habían recibido el disparo. Al llegar a casa a limpiarlo y congelarlo, serán manjares que disfrutarán la familia y amigos, sin ninguna duda el mejor trofeo. La carne de rebeco es una exquisitez que le recomiendo pruebe si tiene ocasión. No hay mejor forma de demostrar respeto por la  caza y de defender nuestra afición que acabar sirviéndola en la mesa. Contra eso no hay argumentos…


La sensación siempre es la misma cuando nos colgamos a la espalda un arma como este en montaña, uno está como desnudo, luchando contra esa inmensidad con algo tan precario, cazar así es mucho más gratificante, es cazar un poco más. 


Gracias a Manuel Angel Alonso, Javi Alonso y José Alonso por permitirme disfrutar de un arma con tanta historia.
A Antonio Ramos, Guarda Mayor de la Reserva, por su profesionalidad y disposición para intentar un reto como este hasta formar parte de él.
Especialmente a mi hijo Javier, que ayuda con paciencia a dar forma a los sueños de su padre.
¡¡¡Gracias!!!
Viva la caza. Long life to hunting.

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